[Madrid, 29 de febrero de 2024] Ayer tuvo lugar la presentación de Talento, empresas y cultura, un libro que «ofrece una visión amplia y pluridisciplinar del mundo de la empresa y de la gestión del talento en ella, buscando elementos humanísticos, sobre todo en las sociedades profesionales donde el talento es la materia prima», señaló Juan Chozas, Of Counsel de Auren Legal.

El encuentro, celebrado en las instalaciones de Auren, contó con dos mesas redondas moderadas por Manuel Pimentel, editor de AlmuzaraLibros/LID Editorial.

La primera mesa, centrada en el arte de gestionar personas, contó con la participación de Amelia Pérez Zabaleta, decana del Colegio de Economistas de Madrid; Eugenio Ribón, decano del Colegio de Abogados de Madrid; y, José Antonio Luengo, decano del Colegio de Psicólogos de Madrid.

Abrió el debate Eugenio Ribón afirmando que «las motivaciones laborales han cambiado». No solo se busca solo una trayectoria profesional y el incentivo económico sino el equilibrio entre la vida personal y la profesional, una formación continuada por parte de la empresa, la diversidad y la inclusión, que la empresa apueste por al RSC e incentivos de bienestar, señaló.

En lo relativo a la captación y a la retención del talento José Antonio Luengo destacó que «hay cuatro principios que se deben integrar en las empresas flexibilidad, autonomía, conciliación y crecimiento personal», «principios que marcan a una nueva generación que presupone que se ha pasado ya la época en la que se vive para trabajar».

Centrándose en las firmas profesionales y despachos, Amelia Pérez Zabaleta señaló que «no se identifican como empresas quedando la filosofía y la gestión empresarial atrás», «hay mucho campo por delante en las firmas, pero se están sentando buenas bases en las que se ponen en valor el valor de las personas», concluyó.

La segunda parte del evento estuvo protagonizada por los autores de Talento, empresas y cultura, una obra que defiende una cultura humanista en la que se gestionen humanos con recursos.

Esta cultura humanista está basada en cuatro percepciones: el control transferido a los trabajadores, la sensación de evolución permanente (reconocimiento, aprendizaje), la sensación de buen clima y la sensación de que existe un propósito apuntó Mario Alonso.

«El mayor activo de las empresas es el talento de sus equipos» y «la cultura de una firma tiene una importancia fundamental a la hora de atraer y retener talento». Por ello, «la cultura hay que sembrarla, regarla y hacerla crecer», porque es el ADN de una organización prosiguió el autor.

«Una de las tesis fundamentales del libro es que detrás de cada avance tecnológico hay personas, por lo tanto, las firmas profesionales tienen que iniciar una transformación hacia una cultura humanista para no quedarse atrás. El talento y la cultura acaban formando la empresa, y si tenemos empresas más humanas tendremos empresas más eficientes, con gente más motivada y sostenible y rentables en el tiempo», finalizó.

Por su parte, Javier Cantera señaló que «en las empresas lo importante no es tanto la trayectoria profesional como el propósito de las personas siendo fundamental para el propósito de las organizaciones». Además, el autor concluyó destacando el bienestar en el centro, el propósito explícito y la experiencia de empleado (atraer, gestionar, asesorar y desarrollar personas) como elementos fundamentales de la cultura humanista.