Gloria Laguna, enfant terrible de la aristocracia de primeros del siglo XX, fue un icono del lesbianismo. Usó recupera su figura como ya hiciera con la de Egmont de Bries
Gloria Laguna combatió en los tres frentes que caracterizan la rebeldía de las lesbianas ante los condicionamientos culturales del androcentrismo: el amor hacia otras mujeres, la resistencia a la reproducción y la práctica de una convivencia no acorde con el sistema patriarcal.
Hubo dos mujeres en la España de principios del siglo XX que por su comportamiento en público y su manera de ser rompieron moldes. Y no solo causaron conmoción en la sociedad de la época, sino que alcanzaron en vida la categoría de auténtico mito. Se trata de la bailarina Carmen Tórtola Valencia y de la condesa de Requena, más conocida como Gloria Laguna.
«Creemos que su singularidad la hace merecedora de que su nombre figure en letras de molde, junto al de su amiga Tórtola Valencia, en el panteón de las ilustres lesbianas, dentro de esa tarea que se ha autoimpuesto la cultura lesbiana en España de recuperar el pasado y sus referentes culturales en la evolución de su proceso identitario».
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