Como el gran escritor que era, León Trotsky dejó —además de su importante obra como teórico marxista— un legado escrito que constituye aún en nuestro tiempo parte de la mejor documentación sobre los hechos históricos que le tocaron vivir. En nuestra selección combinamos el relato que él hace —como protagonista directo— de sus comienzos como revolucionario, los párrafos más salientes de sus memorias sobre la Revolución rusa y, también, el relato estremecedor de su caída del poder tras la muerte de Lenin, el ascenso imposible de detener de Stalin y la odisea de su exilio como un desterrado a quien ningún país quería tener dentro de sus fronteras. Textos que muestran claramente —como introducción para el lector interesado en conocer los hechos y las circunstancias de primera mano— el complejo rompecabezas de lo que fue la Revolución de Octubre, por una parte, y el pensamiento vivo de uno de los hombres más importantes para su triunfo y consolidación en el poder.
León TrotskyLev Davidovich Bronstein, conocido como León Trotsky, nació en Yanovka, Ucrania, en 1877, en el seno de una familia judía de labradores que trabajaban su propia tierra. Estudió Derecho en la Universidad de Odessa, y sus ideales lo llevaron desde joven a ejercer la oposición clandestina contra el régimen autocrático de los zares, organizando una Liga Obrera del Sur de Rusia en el año 1897. Fue detenido varias veces y desterrado a Siberia.
En 1902, consiguió huir a Londres, donde se anexó al que despuntaba como jefe de la oposición socialdemócrata en el exilio, Vladímir Ilich Uliánov, que pasaría a la historia con el sobrenombre de Lenin, y, a pesar de que lo separaban múltiples discrepancias en cuanto a la autoridad de Lenin, desempeñó un papel crucial en la conquista del poder de este. Juntos trabajaron en la reconciliación entre bolcheviques y mencheviques, sin éxito, hasta que Trotsky decidió abandonar su perfil de socialista independiente y puso sus habilidades y conocimientos al servicio del partido de los bolcheviques. En 1905, participó en la Revolución rusa, siendo deportado de nuevo a Siberia tras el fracaso bélico, y más adelante volvió a su país para tomar parte en la Revolución de Octubre (1917), la cual logró derrocar al zar Nicolás II, instaurándose así el régimen comunista en Rusia liderado por Lenin. Trotsky ejerció el cargo de comisario de Asuntos Exteriores y, posteriormente, comisario de Guerra, al mando del Ejército Rojo. Aunque Lenin lo nombraría como su sucedor para salvaguardar la idea de mantener una revolución permanente, el poder de Stalin y sus preceptos conservadores se sobrepusieron con fuertes apoyos, convirtiéndose en un obstáculo en la trayectoria de este.
Finalmente, en 1940, Trotsky fue asesinado, tras sufrir varios atentados contra su vida, a manos de un agente soviético a las órdenes de Stalin, en su exilio en Coyoacán (México).