La editorial y el libro digital
El libro digital llegó, en efecto, para quedarse, pero para quedarse en convivencia con el papel.
23/02/2018

La aparición del libro electrónico supuso una auténtica conmoción en el sector editorial. Nos situamos en los primeros años del siglo XXI, cuando las ventas de las discográficas se desmoronaban y eran muchas las voces que apuntaban idéntico fin para las editoriales. El libro de papel no tiene futuro, repetían, y las editoriales serán prescindibles, una vez que los autores puedan editar directamente sus obras en digital. Para los profetas de la catástrofe, el libro digital enterraría a la editorial y borraría a la figura del editor, condenándola a la inútil melancolía del olvido. Se equivocaron.

            El libro digital llegó, en efecto, para quedarse, pero para quedarse en convivencia con el papel. Hoy en día, las editoriales seguimos existiendo y editamos tanto en electrónico como en papel la casi totalidad de las obras de nuestro catálogo. Los editores, conscientes de que los grandes cambios tecnológicos afectarán al libro y a la manera de leer, estamos muy atentos a su evolución y procuramos innovar y adaptarnos a las nuevas posibilidades, siendo conscientes, sin embargo, de que la función básica del editor, la de buscar talento y publicarlo, sigue siendo inmutable a pesar del vértigo de los tiempos. Vamos hoy a profundizar en el conocimiento del libro electrónico, bien conocido ya tanto para los lectores como para los editores.

            ¿Qué es un libro electrónico? Pues es muy fácil entenderlo. Es el mismo libro de siempre, pero en soporte digital. La Ley del Libro lo define con claridad. Un libro, el mismo libro, puede tener soportes diferentes para su contenido. Así, puede imprimirse sobre papel – en edición de tapa dura, rústica o de bolsillo – o bien editarse en formato electrónico. Ambos formatos responden al concepto de libro. Los editores, hoy en día, solemos publicar nuestros libros en ambos formatos, tanto en papel como digital, aunque existen casas editoras que tan sólo lo hacen en formato electrónico. También existen libros que sólo se editan en papel, debido a sus propias características de ilustraciones o gráficos, por poner un ejemplo.

            ¿Qué libros se pueden publicar en digital? ¿Qué tipo de libros no son trasladables con facilidad al soporte digital?

El diseño de los libros digitales, al contrario de lo que ocurre con el formato en papel, no puede ser totalmente controlado por el editor, ya que debe ser adaptable a diferentes tamaños de pantalla, tipos de dispositivo e incluso cambios de color. Lectores de ebooks, tabletas, teléfonos móviles… cada uno tiene diferentes características, además de la capacidad del usuario de modificar tipos de fuente, tamaños… Por todo ello, no todos los libros en papel pueden ser trasladados, de forma conveniente, al formato digital. Algunas de las características que impiden su transformación son la aparición de determinados tipos de imágenes, el exceso de ellas, la aparición de caracteres especiales… estos libros solo pueden ser publicados con un formato no configurable, que dificulta mucho su lectura en la mayoría de estos dispositivos, y que no es aceptado por todas las plataformas de venta.

            ¿Cómo se distribuye el libro electrónico? El modelo tradicional del libro papel es bien conocido. El editor envía sus libros a una distribuidora, que los comercializa y transporta hasta las librerías, donde el lector los puede adquirir. Con la llegada de internet aparecieron las librerías digitales, que vendían el libro de papel a través de su página web. Amazon fue pionera en la estrategia, que después siguieron todas las grandes cadenas de librerías y muchas librerías medias, que también vendían libros por internet. Pero la llegada del libro electrónico supuso un nuevo modelo de distribución a través de plataformas digitales vinculadas, en muchos casos, a los dispositivos electrónicos, como el caso de Kindle en Amazon. Apple, Google, Kobo, también crearon sus propias plataformas de venta de libros digitales.

            Las plataformas suelen estar ligadas a ecosistemas cerrados, entre otros motivos, para dificultar la copia ilegal de los contenidos. Por eso muchas trabajan con sistemas propios, ya sean abiertos a una gran diversidad de lectores físicos, como ocurre con Google Play y Android o ligados también al hardware, como Amazon y sus dispositivos Kindle. Por ello, muchas editoriales suelen delegar su canal de ventas en distribuidores que se ocupan de colocar los libros en el mayor número posible de plataformas, así como de llevar el control de las ventas en cada una de ellas.

            Las grandes plataformas, como Amazon, permiten a los autores, además, publicar directamente su obra en formato electrónico. El libro digital, por tanto, saltó los límites de la distribución tradicional de libros, y aún hoy se encuentra sometido a fórmulas cambiantes e innovadoras, como las fórmulas de tarifa plana o las de pago por página leída. Tendremos que estar muy atentos para seguir las nuevas tendencias de distribución digital. El verdadero problema de editores y autores no radica en las nuevas posibilidades tecnológicas, en las que nos sentimos cómodos, sino en el pirateo irresponsable, en el flagrante robo de la propiedad intelectual que castiga directamente a la creación y a los creadores. Por eso pedimos que las leyes protejan la propiedad intelectual, al igual que custodian al resto de las propiedades.

            Conocemos las fórmulas tradicionales de edición de un libro. Recepción de manuscritos, trabajos de edición, corrección de textos. Hasta aquí las tareas son comunes para el libro papel y para el electrónico. Pero, ¿cómo se maqueta un libro electrónico? ¿Qué programas y formatos son necesarios?

            Un libro electrónico es, en realidad, un conjunto de contenidos agrupados en un archivo comprimido. Éste, puede seguir diferentes formatos, siendo el más usual el epub. Aunque la forma de trabajarlo puede variar de una editorial a otra, en función de su flujo de trabajo o del tipo de editorial, usualmente comienza una vez que el libro ya está en su versión definitiva. Es ahí donde se separa, por un lado en la maqueta para el formato físico, y por otro en la maqueta para el formato digital, que debe tener unas características especiales, relacionadas la mayoría de ellas con las limitaciones que antes mencionábamos.

En cuanto a los programas utilizados, es muy usual comenzar el proceso con herramientas generales como Adobe InDesign, para luego perfilar varios aspectos con editores más concretos como Sigil, que nos ayudará a corregir algunos matices de la versión final que no pueden ser controlados de otra forma y que pueden ser problemáticos, como la imposición de formatos de color o tipo de fuente. Por último, se suele usar algún comprobador o, en su caso, lectores virtuales, para comprobar que la calidad final es la deseada.

            Normalmente, el autor cede a un editor, por un tiempo determinado, los derechos de explotación de su obra tanto en los diversos formatos de papel como en el soporte digital, pero hay que especificarlo en el contrato editorial. La Ley de Propiedad Intelectual exige que en el contrato se detallen las modalidades de edición sujetas a la cesión de los derechos de explotación. En el contrato editorial deberá recogerse, expresamente, por tanto, la cesión de derechos del libro electrónico. Si no es así, el editor no podrá explotar la versión digital del libro. Los derechos sobre el libro electrónico funcionan de manera similar a los derechos sobre el libro papel, con algunas diferencias. Los libros electrónicos suelen devengar al autor unas regalías que oscilan entre el 18 y el 25% del importe neto que perciba la editorial, una vez descontado el descuento comercial de la plataforma digital que lo distribuye, y que rondará el 50% aproximadamente del PVP. Los derechos del libro digital se pagan al autor en conjunto con los derechos del resto de los formatos, especificando las ventas de cada uno de ellos.

            El precio del libro electrónico es más reducido que el del papel y oscila entre los 4 y los 10 euros, un precio similar al del libro de bolsillo. Hay lectores que consideran que el precio del libro electrónico es caro, pero hay que tener en cuenta el margen de la plataforma que los distribuye, los derechos de autor, el coste del ISBN y el coste de maquetación específico. Esto hace que, en muchas ocasiones, en los libros con pocas ventas, el editor quede en pérdidas. En algunas plataformas, como en Amazon, las ventas son muy sensibles a las promociones y ofertas que lanzan.

            Aunque es cierto que las ventas del libro digital crecen cada año, aún suponen un porcentaje pequeño frente a las ventas totales. Así, en Europa, las ventas del ebook con respecto a las ventas totales oscilan entre el 5 y el 20% en función de las editoriales y del tipo de libro.

            En resumen, el libro electrónico es un formato muy importante para el editor, que tendrá que permanecer atento a las nuevas posibilidades que los avances tecnológicos le permitan. Pero, afortunadamente, todo apunta a que el libro electrónico convivirá con el libro papel, en una simbiosis enriquecedora que beneficiará al lector, al librero, al conocimiento y al conjunto del hermoso y apasionante mundo editorial.


Óscar Córdoba
Editor y responsable de desarrollo digital


Manuel Pimentel
Editor y escritor.


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