Hace veinte años nacía, en Córdoba, Editorial Almuzara. El azar hizo que firmáramos las escrituras públicas ante el notario el 23 de abril, día del libro, quizás un vaticinio. Aunque teníamos experiencia previa en la publicación de libros esporádicos, fue entonces cuando nació un proyecto con una visión y propósito bien definidos, la de publicar buenos libros desde Córdoba que iluminaran, emocionaran o hicieran reflexionar a un amplio público de lectores. Amábamos lo libros y decidimos entregar nuestra vida a ellos, creando una empresa editorial con una triple ambición: la calidad de sus publicaciones; la libertad, respeto y diversidad de pensamiento y expresión y, en tercer lugar, la de crear una masa crítica editorial en Córdoba. Queríamos poner nuestro granito de arena para que Córdoba se convirtiera de nuevo en la ciudad de los libros que ya fuera en su pasado. Antes de aventurarse en un proyecto tan azaroso y arriesgado como una editorial, es siempre bueno plantearse los por qué, los para qué y el cómo. Queríamos publicar buenos libros y crecer. Para ello, resultaba del todo imprescindible canalizar a través de una empresa editorial el ímpetu y la vocación editora. Ya sabemos aquello de que un editor posee alma de poeta y entraña de mercader de libros. El editor cabalga, de manera inestable, sobre un potro de dos almas, la espiritual –la ambición estética e intelectual– con la empresarial. El requisito previo de todo editor es amar los libros. Es un oficio claramente vocacional, requisito necesario, aunque no suficiente. Si no hubiéramos aunado la ambición por el libro con la prudente gestión empresarial, en la que los ingresos equilibraran los gastos, nuestro proyecto editorial no hubiera sido más que un hermoso sueño de verano trocado en pesadilla por la realidad de unas cuentas imposibles. Pues teniendo claro que empresa editorial queríamos ser, comenzamos nuestra andadura. Disfrutamos de la suerte de los principiantes. Aún hoy, veinte años después, seguimos vendiendo el fondo publicado en esa andadura inicial de 2004. Crecimos con rapidez hasta 2007, pero el inicio de la Gran Recesión de 2008, unido a la quiebra del distribuidor que comercializó nuestro mayor best-seller hasta la fecha de hoy, nos golpeó con fuerza y nos sumió en una crisis financiera que nos costó varios años superar. Fueron esos duros momentos una excelente escuela de aprendizaje, de la que salimos refortalecidos, saneados y con un gran fondo reconocido y reconocible. Desde 2015 hasta la fecha hemos vuelto a la senda del crecimiento equilibrado, hasta alcanzar en 2023 la cifra de más de cuatro mil títulos publicados y una facturación anual que se acerca a los cinco millones de euros. Y seguimos con la misma ilusión del primer día. ¡Quedan tantas cosas por hacer, tantos talentos por descubrir, tantos lectores a los que llegar! El núcleo inicial de la editorial estuvo constituido, además de por quien firma estas líneas, por Antonio Cuesta, en la dirección editorial, José María Arévalo, en comunicación –al que ahora ayuda Gema Pajares–, Óscar Córdoba, en desarrollo digital y Marta Gómez y Sandra Abril, en administración. De inmediato incorporamos a un director comercial, José María Toro, tristemente fallecido, y a una directora financiera, Sofía del Campo, a la que sucedería Juan Ignacio López, que continúa liderando nuestro departamento financiero, con Inmaculada Martínez, Ángela Rojas y Patricia López en su equipo. Tempranamente también se incorporaría José Carlos Ballester, para funciones de creatividad y marketing, que prolongaría con la participación directa en ferias del libro. Desde el primer día nos organizamos en torno a un consejo editorial, en el que debatíamos y decidíamos sobre los libros a publicar. Tuvimos, desde entonces, vocación de crecimiento. Y para ello precisamos incorporar talento editorial. Por eso, además de enriquecer las colecciones de Almuzara, nos abrimos a la participación de nuevos editores y de nuevos sellos editoriales que complementaran los temas a abordar y que reflejaran mejor aún la complejidad y variedad de la sociedad. Así, en 2005 creamos Arcopress, con Concha Calleja como socia y directora. Isabel Blasco, Emma Nogueiro, Ana Belén Valverde y Pilar Pimentel le sucederían en la responsabilidad. El sello abordó desde sus inicios temas relaciones con estilo de vida, salud, alimentación, hogar, corazón e investigación. Ese mismo año constituimos Berenice, con el poeta y editor Javier Fernández, centrada en poesía, ensayo literario y literatura. David González le sucedería en la dirección del sello, que ahora ostenta el escritor y editor Javier Ortega. En 2006 entramos en el capital de Disbook, una distribuidora boutique, muy buena gestora del fondo, que resultaría esencial para nuestro posterior desarrollo. En la actualidad poseemos el 50% de su capital social, siendo el socio de la otra mitad la editorial Obelisco, con sede en Barcelona. En 2007 se fundó Toromítico, con José María Toro como primer director, al que después sucedería Óscar Córdoba, una editorial dedicada a literatura infantil y juvenil y a padres y educadores. En 2012 creamos, con Antonio Cuesta como socio y director, la editorial Guadalmazán especializada en divulgación científica. Tras unos años de consolidación, en 2019 adquirimos la editorial Sekotia, con un buen fondo de historia y humanismo cristiano, Humberto Pérez Tomé, su anterior director, se integró en nuestro equipo y continúa, a día de hoy, dirigiendo el sello. Ana Cabello, editora, se convirtió en nuestra directora de producción, en el corazón de nuestra organización. En 2019 creamos, asimismo, Mascarón de Proa, nuestro sello de autoedición de calidad que dirige en la actualidad Javier Barbero. En 2020 creamos el sello Libros en el Bolsillo, LeeB, nuestro actual sello para publicar libros de bolsillo del fondo de AlmuzaraLibros, como continuidad de nuestra anterior participación en B4P, Books for Pocket. Ese mismo año adquirimos el negocio editorial de LID España, un prestigioso sello dedicado a empresa y desarrollo empresarial. Marcelino Elosua, su fundador, continúa participando en su consejo editorial. Incorporamos a su equipo, Laura Madrigal y Laura Díez, al que con posterioridad se añadieron Gema Díaz Real –que sustituyó a Fátima Bigeriego– y Paloma Albarracín. En 2021 participamos en la creación de editorial Pinolia con un 30% del capital, centrada en divulgación científica e histórica. Nuestra socia es la editora de la revista Muy Interesante, Marta Ariño, que dirige el sello, con José Pardina, Carmen Sabalete y Sofía Soltero en su equipo. Ese mismo año creamos el sello AlmuzaraUniversidad, especializada en la transferencia del conocimiento académico que lidera María Crespo. También alcanzamos un acuerdo de licencia recíproca con la editorial argentina LEA, cuyas publicaciones en España dirige Rebeca Rueda. Dada la creciente complejidad en la gestión de la propiedad intelectual, creamos el departamento de Derechos de Autor, que encabeza Carlos Ribiere. En 2022 incorporamos el sello cordobés Cántico, especializado en poesía, que continúa dirigiendo su creador, el poeta Raúl Alonso, ayudado por Victoria García y Daniel Vera. En 2023 adquirimos el 80% del capital de LID México, bajo la dirección de Ada Laura Luna. Desde esa plataforma comenzamos a publicar obras en Almuzara México, dirigida por el poeta Manuel Pérez Petit. Asimismo, el año pasado adquirimos la editorial Erasmus, especializada en pensamiento, filosofía y clásicos. Raúl López es su director desde entonces. Rosa García Perea, desde Sevilla, dirige nuestras colecciones de Andalucía, muy importantes y queridas por nosotros, Ángeles López, nuestra editora madrileña, alterna obras de ficción y de no ficción. María Borrás, desde Barcelona, nos ayuda con su sabiduría editora. Daniel Valdivieso, Alfonso Orti y Manuel Ortiz de Galisteo refuerzan nuestro núcleo editorial cordobés. Eduardo Hojman, desde Barcelona, gestiona, tanto en compra como en venta, nuestros derechos internacionales. Y, para la atención creciente de las RRSS nos ayudan Cristian Tena y Amalia Calvo de la Rosa. Una editorial son sus personas, sus talentos, sus ilusiones y su particular manera de entender el mundo. Por eso, les damos libertad y capacidad creadora. Para una editorial, lo primero y más importante, son sus libros y autores. Pero, para que lleguen a los lectores, además de las tareas propiamente editoras, resulta necesario un complejo mecanismo de distribución, comunicación, marketing, logística, administración y finanzas, del todo imprescindibles. Nuestro agradecimiento a los profesionales que lo hacen posible. Sin ellos, nada seríamos. La actividad de nuestro almacén, con Manolo Luna a la cabeza y con Alberto Ramos, Iván Romero y Luis Alonso, hacen posible el trasiego diario de novedades y devoluciones. Una editorial, además de crear y atender a su catálogo de publicaciones, es un activo catalizador cultural. Por eso impulsamos premios, como el de Pintura o Mejor Tesis Doctoral en Arqueología en Almuzara; o el Pablo García Baena de poesía joven o el de Teorías Queer en Cántico, además de publicar las obras ganadoras del Premio Jaén de Novela, del Albert Jovell, del premio de poesía Ciudad de Córdoba Ricardo Molina o el de Biografía empresarial, entre otros. Y toda esta actividad la realizamos desde nuestra sede central en Córdoba, complementada con las oficinas en el Barrio de las Letras de Madrid y las de Ciudad de México, en calle Homero, Polanco. Queremos seguir haciendo buenos libros. Mejores, si es posible. Y llegar a más temas, autores y lectores. Y, además, en todos los países que hablan nuestra hermosa y luminosa lengua. Esa es nuestra pasión, nuestro reto. Y, todo ello, desde Córdoba, la ciudad de los libros. Ojalá lo consigamos, en ello nos dejaremos la piel. |
Editor y escritor. |
La editorial
Comunicación
Redes sociales
|
Distribución
Envío de originales
Tienda
|
Nuestros sellos editoriales
|
Cántico Parque Logístico de Córdoba
Ctra. Palma del Río, km 4 C/8, Nave L2, módulos 6-7, buzón 3 14005 - Córdoba (+34) 957 467 081 FAX: (+34) 957 227 819 |