¿TE GUSTA ESCRIBIR?


CUANDO EL ESCRITOR SE DESCUBRE A SÍ MISMO QUEDA ATRAPADO POR LA MAGIA DE LA PALABRA. SE ENGANCHA A LA ESCRITURA. NO PUEDE PARAR DE PENSAR, DE CREAR IDEAS. A VECES SE AGOBIA Y ENTONCES, SURGE EL BLOQUEO. PERO SIEMPRE CONSIGUE APARTAR LA ANSIEDAD PARA SEGUIR ESCRIBIENDO.


Te aconsejo que lleves contigo algo con lo que escribir. Las ideas acuden a nuestra mente a veces en momentos inesperados. No dejemos pasar esas voces interiores que vienen y nos dictan lo que pudiera ser el comienzo de un libro.

Un buen escritor sabe distinguir entre el devenir del pensamiento y la inspiración que golpea de frente en nuestras mentes creativas al descubrir esa palabra clave, esa frase que de pronto ha causado un cosquilleo inmenso en nuestro estómago y un latigazo creativo en nuestra alma de escritor.


¡YA TENGO LA IDEA! ¿PERO? ¿CÓMO EMPIEZO?

Puede que la intensidad de esa idea principal de pronto, al comenzar a redactar pierda entusiasmo y nos bloquee, quizás porque no sabemos cómo empezar a descomponerla. Déjate llevar por tu voz escritora. No pretendas que el primer borrador sea el definitivo. Escribe y no detengas el sonido de tu mente dictándote palabras. No seas estricto, no corrijas mientras dejas que tu hemisferio cerebral derecho, el creativo, maneje tus dedos sobre el teclado o guíe la punta de tu lápiz o bolígrafo. Ya habrá tiempo para corregir, pulir, potenciar ese primer golpe de inspiración.

Quizás al comenzar, no sepas si aquello que escribes será fruto del nacimiento y posterior crecimiento de un poemario, una novela, un ensayo. Mientras escribes, verás con más claridad hacia dónde enfocar esa primera idea.

Si de pronto quieres tenerlo todo bien amarrado, puede que se disperse la esencia creativa de ese primer impulso. A veces, la libertad del pensamiento produce una obra de arte pura que sin ser analizada, guardará consigo esa fuerza pura y creadora que después, será transmitida al lector.

No te pongas metas, el camino es el verdadero sentido del escritor que hace camino y disfruta mientras crea. ¿Cuántas páginas tendrá mi libro?, ¿cuánto tiempo tardaré en escribirlo? Qué más da, las prisas no son buenas consejeras. Que nada bloquee tu mente creativa.

Me parece interesante compartir las palabras de alguien que respira inspiración.


Natalie Goldberg, Vivir dos veces (Sobre el escritor):

El escritor vive dos veces. Lleva su propia vida cotidiana y en ella corre como todo el mundo yendo a comprar, atravesando la calle, vistiéndose por la mañana para ir a trabajar. Pero el escritor ha entrenado, al mismo tiempo, otra parte de sí mismo. La que vuelve a vivir todo esto por segunda vez. La que se sienta y vuelve a recorrer mentalmente todo lo que ha sucedido, deteniéndose a observar su consistencia y sus detalles. Cuando estalla un temporal, todos corren por las calles de aquí para allá con paraguas, impermeables, diarios en la cabeza. El escritor vuelve a salir bajo la lluvia con la libreta de apuntes en la mano y la pluma entre los dedos. El escritor observa los charcos, los ve llenarse, ve cómo las gotas de lluvia puntúan la superficie. Se podría decir que el escritor se ejercita en ser estúpido. Sólo un estúpido se quedaría bajo la lluvia mirando un charco. Si uno es listo, intenta no quedarse bajo la lluvia para evitar los resfriados y, de todas formas, en caso de enfermedad se ha asegurado de antemano. Si uno es tonto, se interesa más por los charcos que por su propia salud, las pólizas de seguro o la puntualidad en el trabajo.

Por último, uno está más interesado en volver a vivir su propia existencia escribiendo que en hacer dinero. Bueno, entendámonos: también a los escritores les gusta hacer dinero; también a los artistas, contrariamente a lo que normalmente se piensa, les gusta comer. Sólo que, para ellos, el dinero no es la motivación principal. Personalmente, si tengo tiempo para escribir me siento muy rica, mientras que me siento muy pobre si tengo un sueldo regular pero no tengo tiempo para mi verdadero trabajo. Pensad en ello. El patrono nos da un sueldo a cambio de nuestro tiempo. El tiempo es la mercancía de mayor valor que un ser humano tiene para ofrecer. Trocamos el tiempo de nuestra vida por dinero. El escritor se detiene en el primer paso, el propio tiempo, y le atribuye un valor aún antes de recibir a cambio un dinero. El escritor tiene muchísimo aprecio a su propio tiempo, y no tiene tanta prisa por venderlo. Es como heredar un terreno de la familia. Este terreno siempre ha pertenecido a la familia, desde tiempo inmemorial. Viene alguien y ofrece comprarlo. El escritor, si es listo, no venderá demasiado. Sabe bien que, una vez vendido el terreno, podrá comprarse un segundo coche, pero no tendrá un lugar donde refugiarse, ya no tendrá un lugar donde soñar.

Por eso, si queremos escribir, no es malo que seamos un poco tontos. Dentro de nosotros existe una persona a la cual no se le puede dar prisa, una persona que necesita tiempo y nos impide entregarlo todo. Esta persona necesita un sitio a donde ir, y nos obliga a mirar fijamente los charcos bajo la lluvia, casi siempre sin sombrero, y a sentir las gotas que caen sobre la cabeza.


Lou Aronica, Soñando con publicar cumpliendo sueños:

CUANDO empiezas a escribir, sueñas con que algún día un editor leerá uno de tus manuscritos y llegará a la conclusión de que ha descubierto al nuevo J. D. Salinger o a la nueva Alice Munro. Se trata de un sueño casi inconfesable y nunca se lo reconocerás a nadie, ni siquiera a tu pareja (ni a tu yo más racional), pero está ahí. ¿Por qué no? Pero pasa el tiempo y no recibes la llamada de la editorial que estás esperando y es una pena porque sabes que lo que has escrito merece la pena y quieres compartirlo. Es más o menos entonces cuando empiezas a plantearte la autopublicación. Es muy difícil que una editorial tradicional se interese por el manuscrito de un escritor novel. Reciben miles de textos al año y sólo pueden elegir aquellos que tengan la seguridad de que vayan a funcionar en un mercado donde las ventas se reducen día a día. Hoy en día las editoriales prefieren apostar por una cara conocida y de ahí la proliferación de libros escritos por personas famosas especialmente del mundo de la televisión. No es una excusa o una justificación sino una realidad: una editorial no es rentable por publicar buenos libros sino por venderlos y, de una manera u otra, tiene que asegurarse que lo consigue. Pero ¿autopublicar? La autopublicación no debe avergonzarte. Si quieres ser publicado, escribe, trabaja tu manuscrito y envía la mejor propuesta editorial posible a las diferentes editoriales donde encaje. Espero de todo corazón que te suceda, pero mientras eso ocurre la autopublicación es un medio para llegar a tus lectores porque como dijo Ana María Matute: "Un libro no existe en tanto alguien no lo lea."




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